Una razón para seguir

Una razón para seguir Pigmalión

  • ¿Por qué  el todo y no la nada?
  • ¿Por qué la vida?
  • ¿Por qué el ser?
  • ¿Por qué?
  • ¿Qué?

Estas preguntas son básicas de niños, científicos y filósofos

Los niños desarrollan tempranamente una maravillosa curiosidad, unas ganas y una necesidad de saber y de entender, para ellos nada tiene sentido en sí mismo y es la experiencia social la que conduce ese sentido a sus vidas, la experiencia social inmediata es mamá y papá, y la calidad de esta experiencia social – que cumple y frustra necesidades y deseos – dependerá en gran medida de las respuestas y actitudes de ellos hacia sus hijos, la construcción que el pequeño hará del sentido de su vida comienza aquí.


¿Qué sentido puedes inculcar o compartir a tus hijos, sobrinos, los hijos de tus amigos si no sabes el que tiene para ti…?

  • la familia
  • el tener hijos (o no)
  • el matrimonio
  • tu trabajo
  • el resto de tu vida

Aquí es donde ya se pone medianamente filosófico para ti también…

Photo by Charlotte May on Pexels.com

De manera general, y más allá de que estés educando hijos o no, puede asustar darse cuenta que gran parte de las decisiones sobre las que has montado tu vida no son actos de sentido, al menos no de manera consciente.

Has sido llevado y traído hasta aquí (a veces hasta arrastrado) literalmente por la corriente social, es decir: la ideología, lo que te dicen los demás, es decir todo discurso que te rodea, las presiones de afuera, las costumbres, la cultura y de igual manera por todo un conjunto de determinaciones internas y desconocidas, a veces inaccesibles, que configuran tu mundo interior, toda una estructura inconsciente de tu mente.

Este es un punto ambiguo que debemos tratar con cuidado.

  • ¿Es inescapable? Sí
  • ¿Es malo? Como siempre, depende.

Es inescapable porque desprenderse, arrancarse de la sociedad, sus discursos, usos y costumbres no es del todo deseable, anteriormente ya dijimos que descolocarse, esa agridulce sensación de no estar bien ajustado al propio entorno, puede ser algo bueno, una especie de fortuna dependiendo de cómo se construya en esa posición y de lo que la esté produciendo (tema para otro capítulo).

Por otro lado, desde el mundo interno e inconsciente son pocos los contenidos, en el sentido de las motivaciones, intenciones y fantasías, que salen a la consciencia de manera clara cuando se toman decisiones, a veces ni siquiera son accesibles a ella.

Tu mente se protege de ciertos dolores e incomodidades que los contenidos inconscientes de la mente pueden ocasionar, así que los transforma o simplemente no los deja llegar a la consciencia, lo que no les quita su operatividad sino que las encubre mientras siguen influyendo en ti.

Ahora, es muy diferente el des-colocamiento (tanto social como personal), el desajuste y la crítica reflexiva que el querer arrancarse por completo de la sociedad a la que uno pertenece. Además de medianamente imposible.

Hasta en la locura hay de-nominación de origen.

Photo by Denx arman on Pexels.com

Desprenderse por completo no sólo no es posible sino que tampoco es deseable, en toda sociedad hay valores y sentidos que valen la penaFundamentan los pilares de nuestra identidad y nos tocan tan profundo que son los que configuran hasta nuestros sentidos.

Cualquier extranjero puede acostumbrarse al picante pero no podrá disfrutar como un mexicano de una buena salsa en los tacos.

Tu personalidad, tal como es, ha sido influenciada y determinada por el conjunto de significaciones sociales, cargadas en el lenguaje y las costumbres, pero para empezar a ser consciente de esa influencia, y más dueño de tus decisiones, no tienes que renunciar a ellas, no del todo al menos.

Tomar una postura simplemente frontal y contestataria en lo contrario, es simplemente el negativo de la misma foto, es seguir atado, ahora en su versión contraria, a las mismas determinaciones.

No. Para ganar terreno en la conciencia un primer paso puede ser permitirte algunas preguntas y dar entrada a la incomodidad y la incertidumbre

(Sí, de esa que hemos estado hablando en otros artículos pero ahora vamos a hacerlo de manera intencional, y eso cambia muchas cosas)

La pregunta con la que puedes empezar es:

  • ¿Estoy realmente de acuerdo y satisfecho con lo que es de mi vida hoy?
  • ¿Tengo idea de cómo llegué hasta aquí?
  • ¿He decidido yo todo esto?

Algunos serán afortunados y podrán decir con orgullo y responsabilidad que han hecho cuanto está en sus manos para llegar al punto donde están hoy.

Otros podrán querrán evitar la pregunta o empezarán a sentir un pequeño vacío en el estómago, algo así como la sensación de vértigo que tienes cuando miras desde lo alto de un edificio.

Otros… ya habrán notado desde hace tiempo que su vida no se siente como su vida y estarán buscando por una forma de salir de ahí, de retomar el control.

Las preguntas son sencillas pero enfrentarlas con honestidad, no siempre.

Como ya hemos mencionado, la mente suele protegerse frente a ciertos dolores e incomodidades a los que la realidad la enfrenta, y enfrentar la realidad de que no siempre hemos sido conscientes ni dueños del rumbo de nuestra vida, puede ser muy incómodo y doloroso.

Mujer jugando ajedrez
Photo by Engin Akyurt on Pexels.com

Si ya te instalaste en la pregunta de hace un momento, has de saber que vienen otras, una sobre todo muy incisiva y siempre difícil de contestar:

¿Y ahora qué?

¿Qué haces cuando descubres que no es la vida, el rumbo, ni el sentido que querías?

Algunos tienen la oportunidad de hacer virajes extremos, de abandonarlo todo y empezar de nuevo, otros, más que la oportunidad de hacerlo están condenados a ello, porque en ningún sitio se encuentran.

Para ello tienes que descubrir qué es lo que quieres. Y los recursos de cada persona para hacer esto siempre son variables, economía, apoyo, claridad y fortaleza mental. Una mente suficientemente sana para no encubrir el deseo y que te permita luchar por él.

El deseo se convierte en propósito, proyecto y tarea donde se asienta y se posibilita el sentido de tu existencia, de tu ser y hacer.

Aquí es donde se parte el camino, donde se estanca, o donde comienza tu aventura.

La sociedad y el ambiente en el que crecemos pueden posibilitar o capturar el deseo, puede ofrecerte un amplio menú o muestrartelo como limitadas opciones que te limitan y frustran.

Mucho depende las experiencias concretas de satisfacción y frustración que nos hayan formado.

Las preguntas que te mencioné hace rato abren la oportunidad para que puedas comenzar a re-conocerte en lo que la vida ha hecho de ti, para, a partir de ese momento tomar la responsabilidad de tus decisiones, y que cada vez más sean tuyas.

Salir de la vida que parece que alguien más hizo para tí y hacer tu propia apuesta va a depender de tu capacidad de relacionarte y negociar con la realidad.

De esta manera, parece que todos recorremos un camino donde:

El sentido es impuesto, después prestado, y al final puede ser realmente apropiado.

(… después de un largo proceso).

Pensando otra vez en ese recorrido que has hecho desde que naciste: el valor de las cosas se te ofrece como algo ya ahí puesto, “está en las cosas y los actos”, como si siempre hubiera y fuera a estar ahí, y lo vas aceptando, lo haces parte de tu mundo interno y esto te va moldeando al mismo tiempo.

Conforme vas creciendo te das cuenta de que a veces algunas cosas parecen insuficientes en su significado y su razón, que mucho del sentido que motiva tus actos y costumbres parece frágil, tambaleante y falseado, sin ser capaz, en grandes aspectos, de sobrevivir a la ruptura de la fantasía infantil, que da inicio a la adolescencia. 

Ahora, esta crisis, este quiebre de los significados de la infancia ya no queda nada más en el proceso de la adolescencia, en particular, en los tiempos de hoy, valores y significados estables, que duren, que parezcan suficientes para habilitar y formar una identidad saludable, firme, son difíciles de encontrar, es parte de las crisis sociales que a muchos parecen tenernos en una especie de adolescencia alargada.

Con suerte, sigues funcionando, sigues yendo a la escuela, al trabajo, sigues haciendo cosas que se supone que hacen los demás.

Viviendo algo así como que «la costumbre es más fuerte que el amor» y muchas cosas se siguen haciendo porque así se hacían o las hacíamos antes, pero ya no significan mucho o nada.

Photo by Anna Shvets on Pexels.com

El problema de estar atrapados aquí es que puede ir debilitando otras áreas de tu vida, y los escenarios no son muy alentadores.

En los casos extremos puedes terminar completamente alienado de tus propios deseos, de tus propias aspiraciones, al grado de no poderlas a veces ni reconocer, o puedes terminar consciente pero atrapado en esa corriente, sin saber qué hacer, cómo luchar contra esa inercia, como darle forma y rostro a lo que quieres, cómo enfrentar los miedos, poner un límite sano a todos esos que llevan tu vida entera decidiendo por ti, vas desarrollando un sentimiento de miseria, el sinsentido se va apoderando de todo lo que haces, de todo lo que te rodea y puedes empezar a desarrollar una muy lastimada perspectiva donde seguir con el día a día pierde su sentido.

Sin embargo salir del atrapamiento es posible, encontrar y construir una vida con sentido es posible

Todos los días se ven pequeños y grandes actos que significan una maravillosa apuesta por pintar de un color propio la vida que se lleva.

Desde los amigos en la escuela cuando la escuela misma ya no parece significativa, el amor de la familia que ayuda a soportar otro lunes en ese trabajo que no te encanta, o la misma satisfacción de tus logros laborales cuando hay poco en casa que te ilusione.

Photo by kat wilcox on Pexels.com

Estos pueden ser también pequeños comienzos de una lucha por significar la vida entera.

Como toda gran tarea, cuesta, duele y puede destruir un poco, pero es una tarea que vale la pena llevar adelante.

Implica desaprender muchas cosas, ajustar el mundo interno que puede convertirse en una trampa, en un castillo sin salidas, o en una pequeña caja asfixiante.

Implica enfrentar viejos dolores, renunciar a ellos cuando nos hemos acomodado tanto al lugar que ocupan en nuestro corazón e incluso en nuestra identidad: “es que siempre he sido así” pues qué crees “nunca más” (ahí está la gran referencia del día de hoy 😉 ).

Salir del sinsentido, de la insoportable levedad del ser es posible ¡Es imperativo y es necesario! Porque al final, el sentido que podamos sostener para nosotros va a ser la razón de seguir…

Mucho éxito para los que están en el proceso, suerte para los que quieren hacerlo solos, y para tí, que pudieras necesitar una mano para salir de la parte dolorosa del “absurdo de la existencia” (aquí te recomiendo leer a Camus) no dudes en llamar, mandar un mensaje, escribir en la página, pero hacerlo, moverte de donde estás.

Para reflexionar en las preguntas que te hagan reflexionar la filosofía ayuda muchísimo, para trabajar tu propia filosofía está la asistencia psicológica.

Con esto llegamos al final de este artículo, espero que te haya encantado y te haya sido útil, y si fue así no dudes en compartirlo. Me ayudas un montón a mí y a la persona que podría serle útil la información.

¡Nos leemos en el siguiente ❤☕!

Una respuesta a “Una razón para seguir”

  1. […] ya hemos platicado en otros artículos, una gran parte de la población no enfrenta esta pregunta sino hasta que la crisis ya está casa, […]

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